¿Por qué eres feminista?
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#DíaInternacional Periodista: Periodismo Feminista Para Erradicar las Desigualdades de Género

El periodista checo, Julius Fucik, autor del célebre “Reportaje al pie de la horca” fue ejecutado por los nazis el 8 de septiembre de 1943. Como homenaje, la Organización Mundial de Periodistas, en su IV Congreso de 1958 en Bucarest, estableció la fecha como Día Internacional del/a Periodista.

Si bien cada país tiene su Día Nacional del/a Periodista, el 8 de Septiembre busca reconocer en el mundo entero la importancia del periodismo en la defensa de la libertad de expresión e información. Este año, se conmemora en medio de una pandemia, que según datos de la Federación Internacional de Periodistas, FIP, hasta el 19 de agosto, cobró la vida de al menos 171 profesionales de la prensa en Latinoamérica, que es la región con más muertes de periodistas por coronavirus, principalmente en Perú con 82 fallecidos y en Ecuador, con 40.  

En la región, la crisis sanitaria, social y económica por Covid-19 agravó el panorama de abuso y desprotección que el periodismo arrastra hace décadas. Decenas de medios de comunicación cerraron o eliminaron ediciones impresas. Sindicatos y asociaciones de la prensa denuncian que miles de periodistas, trabajadoras y trabajadores de las comunicaciones fueron despedidos/as o vivieron recortes de salarios, reducción de jornadas y suspensión de pagos. Frente a esto, la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe, FEPALC, llamó a los gobiernos a frenar los despidos masivos y proteger a las y los trabajadores ante la actitud abusiva del empresariado.

La pandemia profundizó las desigualdades de género

Los efectos de la crisis en el sector de las comunicaciones, donde las mujeres son las más precarizadas, profundizaron las discriminaciones. Así lo refleja una encuesta realizada por la FIP entre 558 mujeres periodistas de 52 países, en la que más de la mitad de las encuestadas reconocieron un aumento de las desigualdades de género en las empresas, por las que vieron afectada su conciliación de la vida laboral y privada (62%), las responsabilidades laborales (46%) y los salarios (27%).  

Más de tres cuartas partes declararon que se elevó su nivel de estrés por el confinamiento, las largas jornadas laborales, el impacto psicológico de la cobertura de Covid-19 y el temor a la pérdida del empleo. La mitad de ellas lo explicaron por las múltiples tareas, cuidado de la familia,  la educación en el hogar y el aumento de la carga laboral con el sistema de teletrabajo, lo que deja en evidencia, una vez más, la crisis de un sistema de cuidados feminizado, injusto e insostenible.

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, en su informe temático 2018, “Mujeres periodistas y libertad de expresión. Discriminación y violencia basada en el género contra las mujeres periodistas por el ejercicio de su profesión“, afirma que “Desde la desigualdad en el ámbito laboral, los comentarios sexistas y misóginos, la violencia sexual o asesinatos de mujeres en razón de su género (o feminicidios), las amenazas o riesgos que enfrentan las mujeres periodistas tienden a ser invisibilizados y no son reconocidos como restricciones indebidas a la libertad de expresión por la mayoría de los colegas, medios de comunicación y autoridades estatales”.

El documento indica que la violencia contra las periodistas y trabajadoras de los medios se manifiesta de distintas formas, desde el asesinato, la violencia sexual, el acoso sexual, intimidación, abuso de poder y amenazas basadas en el género, con un número creciente de actos de violencia en línea. Agrega que la violencia es perpetrada por distintos actores, “como funcionarios del Estado, fuentes de información o colegas y tiene lugar en diversos contextos y espacios, incluyendo la calle, el lugar de trabajo y las oficinas o instituciones estatales”.

La Relatoría recabó datos de acoso al interior de los medios en países de América Latina, como El Salvador y Brasil. En Paraguay, México y Brasil, periodistas acusaron actos de violencia y acoso sexual durante coberturas deportivas. En Colombia, profesionales denunciaron de manera pública haber vivido violencia y acoso sexual en el ejercicio de su profesión, lo que motivó en 2018 la campaña #PeriodistasSinAcoso de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género.

Según los hallazgos del Proyecto de Monitoreo Global de Medios en Latinoamérica, el 43% de las personas que presentaban o reportaban noticias en 2015 eran mujeres. En el Caribe, la cifra alcanzó el 45%. De acuerdo a datos de la FIP, la representación de las mujeres en los puestos de dirección de las compañías de medios de la región es inferior al 25%. Producto de la discriminación múltiple e interseccional, esta discriminación es más grave para las periodistas afrodescendientes, quienes suelen estar desproporcionadamente subrepresentadas en los medios tradicionales y en los cargos de decisión, como constató la Relatoría en Brasil y Colombia.

En el caso de las periodistas comunitarias e indígenas, la Relatoría Especial menciona que el riesgo de experimentar violencia en razón de su labor puede incrementarse en función de la conjunción de los patrones estructurales que afectan a los medios comunitarios; la discriminación interseccional hacia las mujeres indígenas y el alto perfil público que pueden llegar a adquirir en defensa de los derechos de los pueblos indígenas y/o de las mujeres en sus territorios.

ONU Mujeres, en tanto, advierte que el avance en igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito de los medios de comunicación está detenida. Al año 2015, sólo el 37% de artículos de prensa escrita y televisión era de autoría femenina, cifra que una década después, en 2020, no ha cambiado. “La baja representación de las mujeres en los medios de comunicación tradicionales también se ve reflejada en los medios digitales: las mujeres son sólo un 26 % de las personas que redactan noticias y tuits periodísticos en Internet. Sólo un 4% de los artículos periodísticos tradicionales y digitales desafían abiertamente los estereotipos de género”, precisa.

Periodismo feminista para la transformación

Isabel González Ramírez, periodista feminista y embajadora de Chicas Poderosas en Ecuador, destaca la existencia de medios nativos digitales que intentan construir una práctica feminista “que pone en la balanza no solo la sustentabilidad del oficio sino de la vida misma de quienes lo producimos”. A su juicio, estos medios feministas digitales, entregan pistas de cómo y en qué condiciones producen las mujeres, insumo fundamental para erradicar las desigualdades de género en los medios de comunicación. “Cuando el ejercicio del periodismo no le cueste la vida a las mujeres que lo hacen, entonces ahí podemos hablar de una sustentabilidad real”, opina.

La integrante de los Colectivos Sentimos Diverso y Corredores Migratorios, cree que los medios feministas aportan en la construcción de una praxis que avance hacia mayor igualdad “porque incorporan una mirada sobre las asimetrías, desigualdades, las violencias, y ponen en el centro de la conversación no solo hacer periodismo sino cómo hacer periodismo, sin replicar los modelos masculinizados, machistas e incluso misóginos que han tenido los medios tradicionales”.

Añade que el periodismo feminista instala prácticas que reflexionan y se hacen cargo de temas como la sostenibilidad de la vida, el cuidado, las tareas no remuneradas del hogar y las triples y cuádruples jornadas de las mujeres, que se radicalizaron en pandemia. “Esas reflexiones nos tienen que impulsar a construir modelos más asociativos, horizontales, y los medios feministas nos están marcando una pauta frente a ese reto”. Da como ejemplos a Sentimos Diverso, Alharaca de El Salvador, Agenda Pública en Brasil, Cosecha Roja de Argentina y Wambra en Ecuador.

Capítulo “Mujeres y Medios” de Beijing

Periodistas y comunicadores feministas de América Latina y el Caribe han advertido que el “Capítulo J, Mujeres y Medios de Difusión” ha sido abandonado por los Estados, a 25 años de la declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y que se requiere una urgente mejora de los indicadores de igualdad de género en los medios.

En 1995, la Plataforma de Beijing indicó que “mientras la mujer no participe equitativamente en las esferas técnica y de adopción de decisiones dentro del contexto de las comunicaciones y los medios de difusión, seguirá siendo objeto de representaciones falsas y se seguirá desconociendo cómo es en realidad su vida”. Los dos objetivos estratégicos del Capítulo J son “aumentar el acceso de la mujer y su participación en la expresión de sus ideas y la adopción de decisiones en los medios de difusión y por conducto de ellos, así como en las nuevas tecnologías de comunicación” y “fomentar una imagen equilibrada y no estereotipada de la mujer en los medios de difusión”.

Imagen de la página de Beijing20 con infografías respecto al tema de la mujer en los medios

Isabel González cuenta que en Ecuador no se ha hecho un diagnóstico sobre el cumplimiento de estos objetivos y hay un vacío de indicadores. “El Estado ecuatoriano no ha tenido una tradición de datos abiertos y tampoco los medios o la academia ha generado verificaciones. Es una deuda que tenemos. Desde el periodismo feminista nos estamos haciendo preguntas sobre cómo podemos evaluar la eficiencia o eficacia de todos estos instrumentos internacionales, su aplicación e incluso difusión, porque hay muchos, como el Capítulo J de la Plataforma de Beijing, que muchas periodistas no conocen, entonces hay un trabajo que hacer en esto de sistematizar el ejercicio periodístico de las mujeres, en Ecuador en particular y en la región en general”.

Dentro de las estrategias para avanzar en materia de equidad en las comunicaciones, la periodista feminista menciona el proyecto del medio ecuatoriano GK, Voces Expertas, un directorio latinoamericano de mujeres especialistas en distintos ámbitos del conocimiento creado para que haya más igualdad en las fuentes, considerando que según el reporte Who makes the news, de las fuentes consultadas por los/as periodistas en América Latina, apenas el 27% son mujeres. “No es solo construir medios donde trabajamos mujeres o personas de las disidencias, sino articular este trabajo con la incorporación de otras fuentes más diversas en todos los temas”, sostuvo.

Plantea que la figura de las editoras de género es una apuesta interesante, que sumada a la posibilidad de que nuevos medios o más periodistas puedan identificarse como feministas, visualiza un cambio y se pone al día con la realidad de las mujeres y disidencias, que usualmente no se muestra en los medios tradicionales. “Los medios igual debemos pensar en una innovación en el tema epistemológico e incluso ético, porque la mayoría sigue haciendo periodismo con preguntas y métodos que ya no calzan con la realidad que estamos viviendo”, sentencia.

Por otra parte, detalla que desde Chicas Poderosas, comunidad global con embajadoras en 17 países, se promueve la igualdad de género en los medios, a través de capacitación para que mujeres y disidencias puedan acceder a cargos de poder, impulsar proyectos empresariales y promover el liderazgo femenino en el periodismo. 

En Ecuador, Chicas Poderosas lanzó una encuesta nacional de condiciones laborales para obtener información sobre las posiciones que ocupan las mujeres en los medios, las barreras que enfrentan y qué violencias contra mujeres y disidencias están naturalizadas en el ejercicio periodístico. El estudio busca ser un piloto a replicar en otros países con el objetivo de impulsar y promover redacciones seguras y justas, con garantía de derechos laborales para las mujeres. “Porque es importante pensar que las redacciones siguen siendo espacios muy masculinizados, tanto en sus prácticas como el espacio físico como tal, en las jornadas”, puntualiza la profesional.

Por último, la embajadora de Chicas Poderosas, resaltó el Festival Internacional Zarelia, de Periodismo, Medios digitales, Género y Feminismos, que reúne a periodistas feministas de toda América Latina y el Caribe y que tendrá este año una segunda edición.  

Chile y la nueva Red de Periodistas Feministas

La pandemia en Chile, llegó en un contexto de crisis política social que estalló el 18 de octubre de 2019 y que agudizó las ya precarias condiciones laborales de periodistas y comunicadores/as. Las movilizaciones sociales fueron la excusa para despidos masivos de trabajadoras y trabajadores de las comunicaciones, las que más tarde se agravaron con la crisis del coronavirus.

El Colegio de Periodistas entregó un informe a la Relatoría para la Libertad de Expresión de la CIDH en el que denuncia al menos 50 casos graves de violencia ejercida por agentes del Estado contra periodistas y trabajadoras/es de las comunicaciones en el marco de las protestas, entre los que se cuentan un caso de violencia sexual contra dos mujeres periodistas de la ciudad de Arica, quienes durante su detención fueron obligadas a desnudarse y hacer zancadillas.

Chile inició un Proceso Constituyente, donde el 25 de Octubre la ciudadanía definirá si desea una nueva Constitución y el mecanismo para su redacción, en reemplazo de la actual que fue elaborada durante la dictadura de Augusto Pinochet. El Colegio de Periodistas demanda que el Derecho a la Comunicación esté consagrado como principio fundamental de una sociedad democrática y una nueva Ley de Medios que permita promover el pluralismo en un país que tiene las tasas más altas de concentración de la propiedad de los medios de comunicación en América Latina.

Desde 2015, la orden profesional tiene una Comisión de Género que enfatiza en la necesidad que el nuevo sistema medial avance hacia un periodismo ético, con enfoque de derechos humanos y de género, interseccional y feminista, con medios no sexistas que respeten los derechos de las mujeres y que no reproduzcan violencia simbólica.

En ese país, además, hace pocos días hizo su lanzamiento oficial la Red de Periodistas y Comunicadoras Feministas, que busca visibilizar las desigualdades de género en los medios e impulsar una agenda feminista y de derechos humanos para el periodismo y las comunicaciones.

Una de sus integrantes, Fabiola Gutiérrez, explica que la articulación reconoce el trabajo que se genera a partir de la Comisión Nacional de Género del Colegio de Periodistas de Chile, que nace por el interés de mirar la situación del periodismo y las comunicaciones en el país. “Es decir, cómo estaban las prácticas periodísticas, las periodistas, como leíamos los informes internacionales del Monitoreo Global de Medios que seguía evidenciando las desigualdades en torno a mujeres y hombres en el periodismo, en las distintas áreas, no sólo a nivel de los medios de comunicación, lo mismo periodistas que trabajan en organizaciones, en el aparato estatal, entre otros espacios”.

A ello se suma la experiencia de trabajo de otras articulaciones, como la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género que tiene presencia en 36 países, y de la Red de Periodistas Feministas de América Latina y el Caribe, de la cual la Red forma parte. “Recogiendo toda esa experiencia y la necesidad de poner cosas en común, de hacer crítica de medios, de ver cómo está la libertad de expresión, cómo trabajamos con un enfoque de género y derechos humanos en todo nuestro quehacer de las comunicaciones, es que surge la idea de articularnos en red”.

En su carta de principios, la Red de Periodistas Feministas de Chile apunta a avanzar en la transformación de las condiciones del ejercicio del periodismo, hacia un periodismo feminista, con enfoque de derechos humanos, “sobre todo por lo que vemos en el país, con esta alta concentración de los medios, la falta de pluralidad, pocos medios independientes”, comenta.

La periodista feminista recuerda que durante la visita al país de la Relatoría para la Libertad de Expresión en 2016, muchas comunicadoras y periodistas hicieron ver sus preocupaciones sobre la situación de las mujeres del sector, como hechos de discriminación y violencia de género al interior de los medios y las representaciones de esa violencia en la producción de contenidos, “las que no quedaron plasmadas en el informe de la relatoría, cosa que es bastante lamentable”.

Fabiola Gutiérrez alerta sobre la ausencia de un enfoque de género y derechos humanos en el ejercicio profesional y en la formación de periodistas, que se pudo observar en el diagnóstico del proyecto UNITWIN de UNESCO sobre Género, Medios y Nuevas Tecnologías, en el que participó la Universidad Católica de Valparaíso, que constató que en el caso chileno, de 232 programas de asignaturas de periodismo y/o comunicaciones de pre y post grado, apenas un 2% tenía objetivos explícitos en materia de género y solo 1% de contenidos relacionados con la materia. “No sé si los resultados ya están publicados pero es un dato interesante a consignar”, dice.

Añade que en Chile no hay una política de acceso de las mujeres a la propiedad de los medios, la representación femenina en la toma de decisiones editoriales es desigual, no existe paridad en las redacciones, persiste la desinformación de la existencia o no de políticas de igualdad al interior de los medios y las empresas periodísticas, lo mismo que de protocolos para denunciar discriminación, acoso, abuso sexual y violencia de género hacia las mujeres.

“Tenemos un ejemplo muy representativo de todo esto, que tiene que ver con lo sucedido en septiembre de 2019, en el contexto de las Fiestas Patrias donde una periodista de la cadena Turner, esto CNN Chile y Chilevisión, fue en un mismo día acosada sexualmente y manoseada en dos ocasiones en medio de despachos en vivo y lo que vimos fue una respuesta del entorno ineficiente y una reacción de la empresa de medios bastante tardía y equívoca”, lamenta.

La molestia que generó la naturalización de esas prácticas en el ámbito periodístico y laboral convocó a cientos de periodistas a adherir a  una carta de denuncia que exigía el compromiso de las empresas periodísticas para generar espacios libres de acoso y violencia y protocolos efectivos para la prevención y tratamiento de casos de acoso sexual.

“Esto se agudizó en el contexto de la crisis político-social donde tampoco había garantías de cuidado y protección hacia las periodistas principalmente y hacia sus equipos de producción, entonces muchas de ellas dejaron de asistir a las movilizaciones, porque se vieron demasiado expuestas y violentadas, y no hubo una respuesta por parte de los medios”, subrayó.

En noviembre de 2019, periodistas y comunicadoras feministas se auto convocaron en una cabilda, que arrojó conclusiones en las que se hace evidente la crisis del sistema medial, la desigualdad que se expresa en una significativa brecha salarial, desprotección a la maternidad, prácticas machistas, acoso y violencia en los lugares de trabajo. Junto con ello, las profesionales evidenciaron que la cobertura sobre la crisis reprodujo discursos que criminalizan la protesta social, “que existe poca capacidad de reflexión y autocrítica al interior de los medios, sumándole a ello la concentración de la propiedad, que impacta en la falta de pluralismo y en la producción de contenidos acerca de la crisis política con coberturas sin visión de género ni perspectivas de derechos humanos”.

Para la vocera de la Red de Periodistas Feministas, todas estas razones muestran la urgencia de insistir en la calidad de los contenidos. “Creemos que pese a todas las vicisitudes podemos hacer una transformación social, si narramos las desigualdades estructurales de nuestras sociedades con la esperanza, por cierto, que dejen de existir”, remarca.

La profesional se muestra optimista sobre el futuro del periodismo feminista. “El derecho que existamos, que nos vean, puede permitir que se abran espacios para una mayor presencia de medios feministas. Tenemos buenas experiencias con Mujeres en el Medio, Revista Emancipa, Radio Fuego Violeta, el Observatorio de Género y Medios, solo por nombrar algunas, o con medios que tienen un área de género, como Página 19, que suma política al debate y a la discusión, sería interesante avanzar hacia tener editoras de género en los medios de comunicación”.

“El periodismo feminista es inclusivo y es expansivo y lo que busca es nombrarnos a nosotras mismas porque otras y otros no nos van a nombrar”, asegura. Argumenta que el periodismo feminista abre la conversación en la sociedad al producir información que visibiliza la situación de los niños, niñas y adolescentes, jóvenes, lesbianas, travestis, trans, no binaries, gay, “todas y todes, porque la interseccionalidad es clave”. Por eso está convencida de que es vital dar la batalla cultural al patriarcado en Chile como en toda América Latina y el Caribe.

“Donde vemos una redacción, una radio o una sala de producción en la que alguien está escribiendo un titular machista, que discrimina, publica una foto que vulnera la identidad de una víctima o de una sobreviviente, alguien escribe desde su fundamentalismo, reproduce racismo o aborda un problema de nuestra agenda desde un enfoque morboso, entonces en ese momento nos damos cuenta de que en ese espacios hay una compañera que está atravesando una situación de acoso laboral, y por cierto tenemos la certeza de que alguna colega está siendo atacada en las redes sociales por su posicionamiento u otra no es contratada o cobra menos por razones de género. Todo eso nos desafía como periodistas feministas y por eso creemos que esta Red es una buena noticia porque les periodistas feministas estamos luchando”, concluye.

Esta publicación es parte del trabajo colaborativo entre Página19 y FESminismos – El Futuro es Feminista, plataforma de todos los feminismos desde la Fundación Friedrich Ebert (FES) en América Latina y el Caribe.